“…
Los
artistas tienen un tipo de control sin precedentes sobre su própria producción,
pero la mayoria lo pierden de inmediato en la fase de posprodicción. Pierden el
control no solo sobre el objeto, sino también sobre su objetivo. Cuando una
obra de arte sale de las manos del artista, queda fuera de su alcance en
diversos sentidos. El contacto o la conexión com una obra (descrita por ciertos
artistas – no solo mujeres – como una conexión umbilical o parental) puede
perdese llegados a este punto. Como un niño, la obra es abandonada e una existência
independiente en un mundo que puede transformala hasta hacerla irreconocible:
enmarcala mal, colgarla bajo una luz inadecuada, mistificarla, despojarla de su
ideologia o, por el contrario, utilizarla para demonstrar otros argumentos
políticos. En esta fase, el artista entrega el poder del objeto al comerciante,
museo o nuevo propietario, para volver al estúdio, a una nueva obra sobre la
que todavia tiene ilusión de control.
…”
In:
“Fotografia y activismo”, por Jorge Luís Marzo.
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