Excerto da introdução do livro “El beso de Judas”, por Joan Funtecoberta
“Veamos un caso real como la vida misma. Mi hija Judit vino al mundo muy prematura, después de un embarazo de poco más de seis meses. Su peso alcanzaba tna solo 1,2 kilos y sus expectativas de vida eran tan precárias que debió permanecer tres meses en una incubadora. Cuando nació, en marzo de 1988, tuvimos además la desgracia de sufrir de un sistema hospitalário escandalosamente retrógado en temas de maternid. Los bebés prematuros eran concentrados en una sala especial, a cuyo interior los padres no teniamos acesso. Nos veíamos obligados a observar a nuestros hijos desde lejos, a través de varias mamparas de cristal de un laberintode incubadoras, y entre el trasiego presuroso de médicos y enfermeras que iban de un lado a outro. Además, en el momento del parto Marta, mi mujer, estaba bajo los efectos de la anestesia y por lo tanto todavia no habia tenido oportunidade de conocer el rostro de su hija. Su ansieda era totalmente comprensible.
Se me ocorrió entonces que era el momento de sacar provecho de mi oficio. Di mi cámara a una enfermeira y le pedi que se acercase a Judit para tomarle vários retratos. Despyés de instruila brevemente en el manejo del enfoque y del exposímetro, la enfermera impresionó ocho negativos. Corrí a mi laboratório, revelé el rollo, hice una copia por contacto y volvi a toda a prisa al hospital donde marta seguia en cama como resultado del processo pos-operatorio. Era la primera vez que veía a su bebé de cerca y es fácil imaginar su ezcitación. Ella estaba contenta, yo estaba contento, todos estábamos contentos. Una vez más la fotografia habia puesto a prueba su función histórica de siministrar información visual precisa y fidedigna, hurra!
No obstante no podia evitar que una sospecha rondase por mi cabeza: Qué hubiese pasado si la enfermera se hubiera confundido de incubadora y por error hubiera fotografiado outro bebé? Probablemente hubiésemos quedado igual de complacidos. Habia yante necesiad, tanta urgência, tantas emociones contenidas, que cualquier reticencia hubiese equivalido a la impertinencia de un aguafiestas. En el film “La vida es un largo tío tranquilo” (1987), el primer largometreje de Etiene Chatilez, se nos cuenta una historia parecida: una comadrona, para vengarse de un médico del que está enamorada, intercambia a dos recién nascidos. Uno procede de una família humilde; el outro de una família burguesa. Doce anos más tarde se descubre el entuerto, lo cual provoca situaciones de gran hilaridade. Pero cuando nasci Judit yo desconocia este argumento.
Aquí las fotos nos mostraban indiscutiblemente a un bebé en el interior de una incubadora, todo el mundo lo reconoceria como tal. Pero para nosotros lo importante es que se trataba de nuestro bebé, un ser sobre el que estábamos ansiosos de volcar unos viscerales sentimentos paternales incluso sin haber visto su rostro. Pues bein, nada en las fotografias podía garantizarnos lo más importante: que fuese el nuestro. Nada en la imagen nos aseguraba lo que para nosotros era más vital. Para Roland Barthes “el punctum de una fotografía es ese azar que, en ella, nos afecta (pero que también nos resulta tocante, hiriente)”. El punctum nace de una situación personal, es la proyección de una serie de valores que proceden de nosotros, que no están originariamente contenidos en la imagen.
El potencial expresivo de cualquier fotografia se estratifica en diferentes grados de pertinência informativa. Es el salto arbitrário, aleatotio, contingente, de un grado al outro lo que asigna el sentido y da su valor de mensage a la imagen. Grado A: es un bebé; grado B: es-nuestro.bebé. Pasar frívolalente de A para B implica una pirueta muy sencilla pero que modifica substancialmente la vinculación de la imagen com su referente y por endes u valor de uso (recordemos la máxima “el sentido es el uso” de Ludwig Wittgenstein). Y sólo se trata de un tipo de intervención, entre muchas otras, que en su conjunto hacen tambalear del realismo fotográfico, mostrando la fragilidade de la verdade y de la verosimilitud.
…”
Imagem: by me
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